El 15 de noviembre de 1889, bajo el mando del mariscal Deodoro da Fonseca, un grupo de militares del Ejército dio un golpe de Estado, depuso al emperador Pedro II y convirtió Brasil en una república. A partir de ese momento, y a lo largo de todo el siglo XX, los militares se convertirían en una especie de presencia en la sombra de la política brasileña. Dado que los líderes militares brasileños no estaban vinculados a ninguna de las fuerzas que se disputaban el control de la política brasileña -como los productores de café, los ganaderos o los clanes políticos tradicionales-, influyeron en los procesos políticos bien indirectamente, como poder moderador autodefinido en la arena política, bien, directamente, como "guardián de la democracia" autodefinido. Al final, el estamento de seguridad nacional fue competente para lograr todos sus objetivos.
Bitencourt, Luis. "Brasil: La evolución de las relaciones cívico-militares y la seguridad" en Democracia y seguridad en América Latina: Capacidad del Estado y gobernanza bajo presión, editado por by Gabriel Marcella, Orlando J. Perez, y Brian Fonseca. Oxfordshire: Routledge, 2021.
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