Los estudiosos han analizado la participación de civiles en los ministerios de Defensa de América Latina desde una doble perspectiva: como parte de la integración civil-militar y como instrumento de control civil del sector. Prácticas que se han dado en un contexto de consolidación democrática y, en el ámbito gubernamental, de una demanda de racionalización; de mayor eficiencia y eficacia en la gestión de gobierno. El caso chileno es un buen ejemplo de lo anterior. Desde la vuelta a la democracia (1990) la incorporación de civiles al Ministerio ha sido una constante. Todos los ministros han sido civiles y la totalidad de los subsecretarios; sin embargo, al no contar el Ministerio con una planta de profesionales civiles se desarrolló paulatinamente y en forma inorgánica un Comité Asesor del Ministro; personal que realiza asesorías en áreas políticas, político-estratégicas, presupuestarias, internacionales, de comunicacionales y auditoria.