La permanente evolución de la relación entre los estados y la complejidad de los conflictos intraestatales, desafía a innovar en políticas de seguridad y defensa desde la posición de los organismos internacionales, voluntades políticas de los países miembros, además de la incorporación de otros actores para la cooperación e institucionalización de soluciones para la inestabilidad. Bajo esta condición, el rol de la mujer es primordial, pues desde los conceptos clásicos de funciones específicas y sociedad perfecta hasta su victimización en las últimas tragedias humanitarias, su rol debiera inscribirse con más fuerza en la construcción de la sociedad a través de elementos ciertos: su protagonismo, producto de políticas públicas eficaces de alcance nacional, regional y global, traducida en instituciones robustas y comprehensivas.
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