Haití está sumido en el caos. Está asolado y controlado por bandas despiadadas atrapadas en una guerra territorial, que aterrorizan, maltratan y asesinan a su antojo. En última instancia, Haití, al borde del fracaso estatal, no se recuperará hasta que se ponga remedio a su crisis de seguridad interna y a la falta de un buen gobierno legítimo. Estados Unidos debería adoptar un enfoque multifacético de «aliado comprometido» para abordar las cuestiones socioeconómicas y de seguridad subyacentes y lograr un cambio positivo a largo plazo en Haití. Este enfoque reconoce la capacidad única de Estados Unidos y sus aliados para lograr un cambio en Haití, al tiempo que da prioridad a una solución liderada por los haitianos.