El 17 de marzo, el Centro Perry celebró el Foro Hemisférico, “Comprensión del proceso de paz colombiano”, en el que los expertos involucraron a una audiencia diversa de legisladores, funcionarios militares y académicos. Los oradores principales fueron Adam Isacson de la organización de defensa de los derechos humanos Washington Office on Latin America (WOLA), y los propios David Spencer y Pat Paterson del Perry Center. El Sr. Michael Miklaucic, Editor de PRISM y Director de Investigación, Información y Publicaciones del Centro de Operaciones Complejas (CCO) en la Universidad Nacional de Defensa, moderó la discusión. Los panelistas comenzaron describiendo la historia y el contexto de las cuatro diferentes negociaciones de paz con las FARC desde 1982, explicando cuidadosamente el marco de cada una y por qué los intentos anteriores habían fallado. Luego discutieron el estado y los detalles de los acuerdos actuales. Finalmente, los panelistas describieron algunos de los temas de derechos humanos y justicia transicional relacionados con cualquier acuerdo final.
Si bien hubo consenso general en que no se firmaría un acuerdo el 23 de marzo, los panelistas también acordaron que probablemente se firme un acuerdo en 2016. Hubo una gran preocupación sobre la complejidad de los acuerdos, el costo de implementación de los acuerdos tal como están escritos, y el hecho de que, justo cuando Colombia está a punto de implementarse, el país enfrenta una recesión económica que puede resultar en un déficit de financiamiento que podría descarrilar la promulgación. Para complicar las cosas, los desafíos económicos y políticos a los que se enfrentan los países donantes han deprimido las contribuciones de la comunidad internacional.
Además, las fuerzas de seguridad enfrentarán desafíos importantes porque deben brindar seguridad para la desmovilización de las FARC y también defenderse contra otras amenazas, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las bandas criminales, que siguen activas y amenazan con llenar el vacío dejado por la ausencia de guerrilleros armados de las FARC. Finalmente, el acuerdo de justicia transicional, aunque cumple con los requisitos legales, puede dejar insatisfechos a muchos de que se haya hecho justicia. Por lo tanto, se debe tener especial cuidado para asegurar que los individuos y grupos que buscan venganza personal no tengan éxito y descarrilen los acuerdos de paz.
Esto significa que la implementación de los acuerdos de paz estará llena de desafíos e incertidumbres, y tal vez represente un desafío aún más complejo para el gobierno y sus aliados internacionales que enjuiciar a la guerra. Sin embargo, todos los panelistas estuvieron de acuerdo en que continuar la guerra habría sido prolongado y costoso y que, a pesar de los peligros, la paz era la estrategia más racional tanto para el gobierno como para las FARC. Ahora corresponde a todas las partes interesadas tomar las decisiones necesarias para llevar este proceso a una conclusión exitosa.
