Este documento examina el golpe hondureño de 2009 como un caso de estudio de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos. La Carta, aprobada por unanimidad por la Organización en septiembre de 2001, consolidó y se basó en los esfuerzos anteriores de la OEA para apoyar y defender la democracia en el hemisferio. El estudio destaca las medidas adoptadas por la OEA y sus Estados miembros y examina las dificultades que tienen las organizaciones multilaterales para intentar llevar a cabo cambios democráticos dentro de un Estado. Aunque la OEA adoptó las medidas más severas permitidas por el acuerdo, el golpe no se revirtió. Las sanciones siguieron vigentes casi dos años después.